Fiándolo todo a un dudoso carisma guerrero, a la chiripa y el acaso, a un alcohólico albur, la buena estrella del Capitán Torrezno corre el riesgo de eclipsarse y convertirse en breve nota al margen de una Historia que nadie quiere escuchar, ni remotamente Universal. Dios lo quiere, gritan algunos. Dios ha muerto, contestan otros, o está a punto de jubilarse. La hora está madura, empero, y los cuerdos pagan también su pasaje en la nave de los locos, parten para tierra de santones con el resto de la cruzada de los niños. Como es abajo, así fue o será en lo alto. Porque todo lo pequeño quiere crecer, y todo lo grande termina por doblar la rodilla.

Las aventuras del Capitán Torrezno inician con este volumen un nuevo ciclo que recoge los tomos Plaza Elíptica, Premio Nacional del Cómic 2011, y La estrella de la mañana, que continúan con las correrías del Capitán Torrezno por el Micromundo de la madrileña calle Valverde.

Las aventuras del Capitán Torrezno es una de las series fundamentales del cómic español del siglo XXI. Esta cuarta entrega recoge el séptimo y octavo tomo de la saga de Santiago Valenzuela, cuya primera edición corrió a cargo de De Ponent en el año 2010 (Plaza Elíptica) y 2012 (La estrella de la mañan) e incluye una ilustración de cubierta realizada para la ocasión, un nuevo apéndice de doce páginas, ocho de ellas a color, con las portadas originales y diferente material gráfico de interés que Valenzuela ha rescatado de sus archivos.

La serie tendrá continuidad con los volúmenes 5 (Babel, enero de 2025) y 6 (La última curda, mayo de 2025), última obra a recuperar, además del volumen 7, Anamnesis, ya editado (Astiberri, 2023).

“Macrocosmos y microcosmos. Metafísica y gildas con mistela. El bar Denver... El viaje de Las aventuras del Capitán Torrezno es alucinante”.

“Valenzuela es un autor culto e imaginativo donde los haya. Su ambición narrativa no tiene límites, lo abarca todo: mitologías, herejías, costumbres, fauna, historia, geografía, fuerzas políticas, tácticas militares, todos los pormenores que insuflan verosimilitud por los cuatro costados de un universo de ficción”.