El trance subconsciente

En Tú me has matado, tu primer cómic, te acercabas al lado oscuro de la religión, dando el protagonismo, entre otros personajes, a predicadores de una secta. Aquí exploras el mundo de la ciencia y su faceta más oscura. ¿Son temas o entornos que te fascinan?
Bueno, en realidad son entornos donde situar la acción, la ciencia me gusta, pero es otro lado de la ciencia el que me interesa: agujeros negros, de gusano, espacio-tiempo, física cuántica y cosas así; en este caso simplemente me pareció un escenario adecuado para tratar el tema de la transformación.

En No cambies nunca hay tramas narrativas entrelazadas, historias en paralelo y circulares. No se trata de una historia lineal, despistas al lector todo el rato, pero aun así todo encaja a la perfección y al milímetro. ¿Cuál es tu manera de trabajar, cómo vas armando el guión?
Pues aunque pueda parecer lo contrario voy improvisando, parto de una pequeña idea, pero no suele ir más allá de las (en este caso) 7 primeras páginas, y voy avanzando intuitivamente. A mí lo que me gusta es dejarme llevar y entrar en una especie de trance subconsciente; esto no evita que cuando la historia va más o menos a la mitad, tenga que pararme a pensar cómo cerrar las tramas. Al final todo suele encajar de una manera extraña, a veces pienso que incluso ajena a mí, pero en cualquier caso lo que a mí me interesa no es tanto la historia en sí como lo que va sucediendo mientras ésta transcurre.

La ubicación espacial y temporal no está del todo clara en tu nuevo cómic. Se intuye por carteles u otros indicios, pero de repente también haces dudar y despistas con indicios falsos (un póster, un serie de televisión...). ¿Te gusta que el lector nunca se encuentre en un espacio que controle del todo?
Claro que sí, me encanta el despiste, en Tú me has matado el entorno está demasiado claro, todo transcurre en lugares comunes superreconocibles, y en este caso me apetecía hacer todo lo contrario; aun así, me gusta pensar que estas historias suceden en el universo paralelo de la ficción.

Lo que nos encontramos es todo muy insano: experimentos científicos amorales, muertes violentas, secuencias de sexo con seres deformados o animales... ¿Qué buscas provocar en el lector?
Intento provocar en el lector las sensaciones que me gusta tener a mí cuando leo o veo una película, pero no busco reacciones concretas o planeadas.

A pesar de la sensación de incomodidad permanente que genera la lectura del cómic, no está para nada exento de humor, negro, absurdo, o como lo queramos llamar: personajes en situación extrema desayunando cornflakes para niños, bebés que vomitan inopinadamente a la cara de sus cuidadores… ¿Es algo que buscas? ¿A veces te tronchas dibujando tus cómics?
¡Qué va! Cuando lo estoy dibujando para mí es todo muy dramático, supongo que estoy muy metido en la historia y para mí los personajes son de carne y hueso, y empatizo bastante con ellos (pobrecillos). Pero cuando acabo de dibujar y tomo un poco de distancia, sí que veo el humor, no es intencionado, pero me encanta que esto ocurra.

El tema de la identidad sexual (que nunca es lo que parece) está muy presente en tu cómic. ¿Algún comentario al respecto?
Lo único que tenía claro cuando empecé a hacer esta historia era que todos los personajes tenían que sufrir una transformación de algún tipo; la sexual, evidentemente, fue la primera que me vino a la cabeza, por ser mi favorita de entre todas las transformaciones posibles.

Muchos de tus personajes llevan gafas que no dejan ver sus ojos, están tuertos o aparecen con los ojos en blanco. ¿Es a propósito? ¿Prefieres dejar encubiertas sus miradas?
Cuando llevan gafas es porque los personajes son miopes, quiero decir, forma parte de su personalidad, jamás le pondría gafas a un personaje como Alonzo, por ejemplo; y en el caso del tuerto que aparece en No cambies nunca, es un retrato de un señor chino que tenía una tienda de alimentación enfrente de mi casa, compraba ahí bastante a menudo, y como el tío tenía un aspecto bastante peculiar, con el ojo en blanco y ese bigote, decidí tomarle prestada la cara para un personaje, el chino tuerto le llamábamos.

Parece que los encuentros inesperados en carreteras desiertas te gustan especialmente, en tus dos cómics ocurren cosas en escenarios similares. ¿Te parece un lugar propicio para tus guiones?
Sí, no sabría decirte por qué, pero me gustan las carreteras y que una historia pueda suceder dentro de un coche, en movimiento.